Si bien hoy la masculinidad tradicional se ve cuestionada, nos queda a los varones un amplio espectro de reflexión para la acción en el sentido de cuestionar y combatir la pasividad con la que seguimos perpetuando un esquema de distribución de poder (privilegios) a pesar de haber iniciado un camino de deconstrucción. No alcanza con auto señalarse antagónico a esa caricatura que conocemos como machirulo. Tampoco es suficiente participar en las tareas domésticas si lo sentimos como “dar una mano”.