05 de agosto, 2020 01:33
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MientrasTanto está dividido en seis capítulos... El primero de ellos llamado Cualquier coincidencia con la semejanza es pura realidad contiene un relato llamado (Re)Sentimiento: En los tiempos en los que no podía escribir, empecé a escuchar la Radio. Había fantaseado con una novela, una novela escrita en presente, todo el tiempo en presente para poder ir y venir a través del tiempo, con pasado y con futuro. Así funciona la negra alcantarilla de mi memoria... ¿Por qué extraño el olor de algunas calles y por eso necesito caminarlas? Ella sabe que él piensa que cada cuerpo es un mundo y es eso lo que se percibe de las manos transpiradas de él, cómo suena y cruje en esos dientes el miedo. No pueden dejar de respirar el uno y el otro, pero ya no se respiran entre sí. Los grandes poemas ya no existen ni en las espaldas que recitan a los dedos aquello que éstos en sí mismos no están capacitados para escribir. La fuerza del sentimiento ruge y arde ahí en el medio del pecho, como la acidez de una fruta que nunca se ha podido tragar del todo. La ciudad duerme y él es capaz de soñar sueños… Leer más
MientrasTanto está dividido en seis capítulos... El primero de ellos llamado Cualquier coincidencia con la semejanza es pura realidad contiene un relato llamado (Re)Sentimiento: En los tiempos en los que no podía escribir, empecé a escuchar la Radio. Había fantaseado con una novela, una novela escrita en presente, todo el tiempo en presente para poder ir y venir a través del tiempo, con pasado y con futuro. Así funciona la negra alcantarilla de mi memoria... ¿Por qué extraño el olor de algunas calles y por eso necesito caminarlas? Ella sabe que él piensa que cada cuerpo es un mundo y es eso lo que se percibe de las manos transpiradas de él, cómo suena y cruje en esos dientes el miedo. No pueden dejar de respirar el uno y el otro, pero ya no se respiran entre sí. Los grandes poemas ya no existen ni en las espaldas que recitan a los dedos aquello que éstos en sí mismos no están capacitados para escribir. La fuerza del sentimiento ruge y arde ahí en el medio del pecho, como la acidez de una fruta que nunca se ha podido tragar del todo. La ciudad duerme y él es capaz de soñar sueños…